En nuestra cultura occidental existen algunas formas de
pensamientos esquemáticas, simplistas, tópicas que utilizamos para esconder
nuestros propios defectos y agredir física o verbalmente a otras personas, u
otras culturas o costumbres diferentes.
Esto demuestra muy poco a favor de quién así piensa; demuestra una maduración
personal bastante deficiente y una mentalidad muy estrecha: ¨es más fácil ver
la joroba de otra persona que la tuya propia¨.
Es verdad que muchas veces confundimos actividades individuales
o de un sector del pueblo, para cargar contra toda una comunidad.
Te animo a que viajes a la distancia que hay entre personas de diferentes
raza o color que la tuya; viaja y vuelve con la visión enriquecida de algo diferente
que lo tuyo, trátalo ante de juzgarlo.
Pero hay que viajar con el espíritu abierto, preparados
para empaparse de conocimientos y vivencias.
El racismo y la xenofobia puede ser consecuencia de
este tipo de mentalidad cerrada y egoísta, aunque a veces se mezclan
situaciones económicas, políticas y sociales de difícil situación; ahora bien:
-
¿que da derecho a una persona a sentirse
superior a otra?
-
Acaso, ¿tanto dinero hace la gente más
perfecta?
-
¿quizás unos conocimiento culturales y científicos
hacen más felices a quién los posee?
-
¿Pertenecer a tal nación o ser de tal raza
o cuál sea tu religión significa ser mejor que cualquier otra persona
diferente?
Los patrones culturales propios sirven para
identificarnos como parte de la
comunidad, para darnos seguridad y sentirnos acogidos. Pero por encima
de todas y cada una de las culturas humanas existe la persona en sí misma.
Lo importante del ser humano es eso precisamente: ser
persona, y ser persona significa respetarse a sí misma y a los demás, significa
estar abierta a otras formas de entender la vida, a aprender de los demás.
Tenemos que ser capaces de convivir todos juntos,
porque si no se convertiría todo el continente en batallas estériles y
nos conducirían al odio y al enfrentamiento.
Esta mística resumida tiene como pauta, mantenernos
dentro de las reglas del respeto, de la tolerancia, para no caer en pensamientos
malos e indeseables.
Manuel Carrasco
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