RELOJ

viernes, 5 de octubre de 2012

Mi sonido negro


Tuve la suerte de compartir sus sentimientos de gitano y de artista en una noche de sábado en el programa de radio Camelamos nakerar. Nos dejó su sabiduría en conocimientos, su personalidad en el colmo del placer, y para poner el broche a un programa de radio , nos tocó la guitarra  a compás de quilates de oro.

Paseamos en su coche Mercedes color celeste con asientos de cuero blanco y con un sonido mágico y puro de su radio, Agujeta por seguiriya, hasta encontrar aparcamientos en algún rincón de nuestra localidad. Paseamos por la plaza y la gente le saludaba, se quedaban mirándolo, porque derrochaba arte solo con pasear, imaginaos si lleva la guitarra encima lo que podía haber formado en aquella noche de sábado .

Se acogió a nuestro grupo,  nos hizo compás y nos dejó una semblanza de su baile para el recuerdo. Me quedo con su palabras en el programa “ Manuel Carrasco tu nakerar tela de bien, larga vida para tu programa porque esto no lo hay en ningún sitio”, “esto si que  es gitano, quiero repetir”.

Pero este 10 de agosto del 2011 llegó con bravura para llevarse un artista más con Dios, tocaor  que al nacer le lavaron sus manos  vino de solera, ha dejado al rastro gitano huérfano , el barrio de Santiago llora en soledad, tu cátedra de toque la pondremos de escaparate para el mundo entero, y lo dije en una reunión de flamencólogo ante la actuación de Mercé y Morao, “esa guitarra que está llorando por siguiriya ahora mismo, tiene culpa del éxito del José Mercé”,  y apartir de ahora como siempre pasa, nacerá una leyenda gitana y pura, “Moraito chico”, gracias Manuel por sentirnos flamenco y gitano con el sonido de tu guitarra.

 

Esta tarde he  tenido la suerte y el privilegio de haber hablado  con José Merce, pensaba solo darle ánimo para intentar aliviar el dolor de  su compadre Manuel “Moraito Chico”,  pero estuve nakerando con José 20 minutos aproximadamente,  compartimos ambos como era  Morao en su personalidad y en su toque,  sentí a Merce ganas de hablar,  de soltar, de gritar, pero lo hizo como sabe hacerlo en un escenario, a lo maestro y a lo grande,  “Morao me hacia cantar con su guitarra, había día que no tenía gana de cantar y me animaba con su música”,     “ Que grande era mi Manue”, la primera vez que habla después  de la desaparición de su compadre.  Con esta conversación invito a los apasionado a Merce, al flamenco, que le mandamos apoyo y ánimo para que José Merce , como uno de los mayores exponentes  de este arte siga su carrera exitosa , porque nunca va a olvidar este dolor, pero si a aliviarlo,  “José ánimo y sigue deleitándonos con tu gitanería y maestría”.

Morao jamás logró ver el paso del tiempo. Nada más nacer, la guitarra se entregó a él para hallar su grado más puro y absoluto habitando en la verdad de lo verosímil, alejándose de armonías virtuosas pero con truco que se estaba implantado a golpes en el flamenco.

Morao, sin tiempo. Quien ha tenido la suerte de verlo podrá afirmarlo sin reparo alguno. Desde su jerezanísima seguiriya junto a Antonio Malena siendo todo un niño en ‘Rito y Geografía del Cante’ hasta sus inigualables bulerías que sonaban siempre cuando se nombraba a Jerez, su toque ha ido revelando los antiguos secretos de este arte tan nuestro y con unas raíces tan profundas, que aún siendo desvelado nadie ha logrado copiar en las seis cuerdas.

Tanta luz con tan poco artificio. Tanto gusto con tan pocos ingredientes. Todos imprescindibles y difíciles de conseguir. Una guitarra filosófica basada y transmitida en unas pocas palabras. Más que suficientes, por ir directamente al alma. Con la extraña virtud de ser oscuro en la bulería, y brillante en la más negra de las seguiriyas, logró que en paz convivieran los sentimientos más instintivos y primigenios del ser humano entre sus trastes.

Una guitarra rescatada desde la memoria de aquellos que lo amaron y lo vieron crecer, para la memoria de aquellos que escuchándolo tan solo una vez lo querrán siempre. Una forma de tocar que solo puede mostrarse por y para el presente. Liberada de pesos pretéritos y de promesas para un futuro. Únicamente ajustado a su compás tan genuino, en el cual no había sitio ni excusas para el maldito reloj.


Una guitarra sin tiempo, que ha logrado descifrar las claves para hacerse un hueco merecido en la Historia. dónde no residen los pasados sino exclusivamente las verdades.
                                                                                                                                       Manuel Carrasco

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